En el Purgatorio por Miedo al Infierno.
En Italia se encontraba en un monasterio un monje de mucha santidad pero de poco hablar, él tenía la capacidad de ver las almas cuando salían de su cuerpo a su juicio particular.
Un religioso que era aficionado a ganar indulgencias por parte de sus mortificaciones no era tan ácido a los sacrificios como otro monje que se la pasaba todo el tiempo en mortificación.
Llegó la hora de su muerte y el santo monje que podía ver las almas salir del cuerpo vio que subió derecho al Cielo sin retención alguna.
Había muerto en esa misma semana el religioso que hacía tantas penitencias y tenía tantos padecimientos. Con sorpresa vio el monje místico como este religioso bajaba al Purgatorio.
Se encontraba en el Santísimo Sacramento en adoración y le preguntó a Jesús; pero cómo es posible que quien no se veía con tantas mortificaciones suba directo al Cielo, y el otro que tanto sacrificio hacía comía poco y dormía poco tuvo que ir a purificarse? Jesucristo le respondió:
“Quien subió directamente al Cielo hacía lo que estimaba mi Preciosa Sangre aplicando los medios de las indulgencias de la Santa Iglesia, me tenía un amor sin igual, y todo lo que hacía era por mi voluntad”.
“Sin embargo aquel que se mortificaba tanto que se veía afligido daba mal testimonio porque las personas entendían que el ser cristiano era vivir afligido y simplemente hacía sacrificios por miedo a condenarse no por amor a Mí”.
En ese instante salió este monje santo más edificado a predicarle a sus hermanos acerca de la importancia del amor a Jesús y de la pureza de intenciones.
Tomado del libro “Sermones de las Almas del Purgatorio” de la Edad Media.
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