¿CUÁNTO DURA EL PURGATORIO?
El Purgatorio es el lugar del que habla la misma Verdad Eterna: «En verdad te digo: ¡No saldrás de allí hasta que no hayas pagado el último centavo!» (Mt. 5, 26). A este lugar de tormentos se adecúan las palabras del salmista: «Has alejado de mí a mis amigos y conocidos, por causa de mis faltas» (Salmo 88, 19). Sobre la duración de los sufrimientos en el Purgatorio, la Beata Ana María Lindmayr nos enseña lo siguiente:
«Las almas del Purgatorio me han mostrado cómo en el otro mundo todo es calculado y verificado con toda precisión, y lo difícil que es entenderlo en esta vida. Yo misma, antes de comenzar a tener estas experiencias con las almas, con frecuencia me preguntaba cómo podía ser posible que en el Purgatorio tuvieran que permanecer tanto tiempo aquellas almas de las que en este mundo se pensaba que ya hace mucho estaban en la gloria eterna. Vine a saber de esto por mis abuelos: a mi abuela le fue posible mostrarse sólo 17 años después de fallecida.
A menudo, la permanencia en el Purgatorio dura algunos cientos de años. De todo esto he aprendido cuán grave es ofender a Dios y que todo aquello que no es cancelado aquí, debe ser descontado allá. El buen Dios nos ha dado medios suficientes para purificar nuestra alma en esta vida. ¿Pero cómo los usamos? Las almas del Purgatorio me han enseñado lo mucho que aprovecha el buen uso de los sacramentos, la oración, las indulgencias y lo mucho que se puede descontar a través de los sufrimientos, las adversidades y las enfermedades. Todo sucede, sin embargo, para la mayor parte de personas de manera superficial. Por esto ya no me sorprendo al ver en el Purgatorio almas que habían muerto cien o más años antes, porque he ido aprendiendo cada vez más el infinito bien que es Dios y el enorme mal que es el pecado, cuán breve es el sufrimiento acá y en el Purgatorio en comparación a la eternidad, y sobretodo que todo el sufrimiento es nada en comparación a las penas del Infierno.
Con muchos sufrimientos podemos ayudar a liberar a aquellos que fueron crueles con el prójimo, porque a crueldad corresponde crueldad. En 1704 vino a mí un alma que había muerto 15 años atrás, y que en vida había sido muy piadosa. Me dijo: “No se llega tan rápido al Cielo. Es un castigo muy particular cuando un alma fue creída santa en el mundo, porque después no rezan suficiente por ella creyendo que ya se encuentra en el Cielo”».
Según los escritos de Ana M. Lindmayr, son retenidos menos tiempo en el Purgatorio los buenos de corazón, los compasivos y los misericordiosos.
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