Considera Cristiano, que él estado más bajo del Purgatorio, es un horno de fuego tan violento y persistente, que sin consumir abrasa á aquellas pobres almas que quizá acá estubieron perdidas regaladas al mundo. Es un fuego discretivo que á cada uno atormenta segun sus méritos; es un severo inquisidor, que escudriña hasta la más leve culpa, para dar la correspondiente pena; tú, cristiano, compadécete de está violencia en el padecer, y con tus buenas obras y sufragios remite á estas pobres almas algun alivio, que estan deseando á este indecible penar.
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